Leyendo en Internet, encontré en
http://www.enbuenasmanos.com/ este artículo sobre los mitos más frecuentes de la lactancia materna, en rojo, aquellos que no puedo dejar de comentar:
Mito 1: amamantar frecuentemente al niño reduce la producción de leche. ¿Cómo incluso un obstetra puede estar de acuerdo con este mito?? increíble...
Realidad: la cantidad de leche que una madre produce llega a su punto óptimo cuando se le permite al niño sano amamantar tantas veces como lo necesite. El reflejo de eyección de la leche opera más fuertemente en presencia de un buen suministro de leche, que normalmente ocurre cuando se alimenta al niño a demanda.
Mito 2: una madre necesita amamantar únicamente de cuatro a seis veces cada 24 horas.
Realidad: los estudios científicos demuestran que cuando una madre amamanta frecuentemente desde que nace el niño, con un promedio de 9,9 veces cada 24 horas durante los primeros 15 días, su producción de leche es mayor, el niño aumenta mejor de peso y la madre amamantará durante un período de tiempo más largo.
Mito 3: los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar.
Realidad: aunque muchos bebés mayorcitos pueden tomar la mayor parte de su leche en los primeros cinco a diez minutos, esto no es generalizable a todos los niños. Los recién nacidos, que apenas están aprendiendo a mamar, no siempre son tan eficaces al pecho y a menudo requieren mucho más tiempo para comer. Poder mamar también depende del reflejo de subida de la leche materna. Aunque a muchas madres les sube la leche casi inmediatamente, a otras no les sucede igual.
Mito 4: las madres lactantes deben espaciar las tomas para que puedan llenársele los pechos. Mismo comentario sobre el obstetra que me indicaba dejar de amamantar por varias horas para que se me llenaran los senos...
Realidad: cada pareja madre/hijo es única y diferente. El cuerpo de una madre lactante siempre está produciendo leche. Sus senos funcionan en parte como "depósitos de reserva", algunos con mayor capacidad que otros. Cuanto más vacío este el pecho, más rápido trabajará el cuerpo para reabastecerlo. Cuanto más lleno esté el pecho, más lenta será la producción de leche.
Mito 5: a las ocho semanas de edad el niño sólo necesita entre seis y ocho tomas de leche materna; a los tres meses sólo requiere de cinco a seis tomas; y a los seis meses, no más de cuatro o cinco tomas al día.
Realidad: la frecuencia de las tomas del niño alimentado al pecho varía de acuerdo con la producción de leche de la madre y su capacidad de almacenamiento (las madres con más pecho en general tienen mayor capacidad de almacenamiento) así como con las necesidades de crecimiento del niño. Los días en que se producen picos de crecimiento (días de mayor frecuencia) y las enfermedades del niño pueden cambiar temporalmente los patrones alimenticios del bebé. No estoy totalmente convencida de que las mades "con mas pecho" tengan mayor capacidad de almacenamiento, entiendo que con "más pecho" se refieren a senos mas voluminosos, lo que según lo que se, implica únicamente mayor cantidad de grasa y tejido mamario en esta zona, y la leche es acumulada en las glándulas mamarias... En cuanto al pico de crecimiento, puedo decir que me ocurrió a los 3 meses y pensé que practicamente moriría amamantando dia y noche a mi hija, afortunadamente, solo fue un pico, y poco a poco se regularizó.
Mito 6: es la cantidad de leche que el niño consume, no si es leche materna o de fórmula, lo que determina cuánto tiempo aguanta un niño entre dos tomas.
Realidad: los niños amamantados vacían el estómago más rápidamente que los niños alimentados con biberón, aproximadamente en 1,5 horas en vez de hasta 4 horas. Esto se debe al tamaño mucho menor de las moléculas de las proteínas que forman parte de la leche materna. Aunque la cantidad de leche que se consume es uno de los factores que determinan la frecuencia de las tomas, el tipo de leche es de igual importancia.
Mito 7: nunca despiertes al niño que duerme. Confieso que lo he recomendado... admito mi error.
Realidad: aunque es verdad que la mayoría de los niños indican cuándo tienen hambre, es posible que los recién nacidos no se despierten tan a menudo como lo necesitan, por lo que hay que despertarlos si fuera necesario para que coman por lo menos ocho veces cada 24 horas. Quizá no se despierta a causa de los medicamentos que recibió la madre durante el parto, por ictericia, trauma, chupete, medicamentos maternos o comportamiento introvertido por parte de los niños a los que se les hace esperar cuando dan señales de hambre.
Mito 8: el metabolismo del niño se encuentra desorganizado al nacer y requiere que se le imponga una rutina u horario para ayudar a resolver esta desorganización.
Realidad: los niños nacen programados para comer, dormir y tener períodos de vigilia. No es un comportamiento desorganizado, sino un reflejo de las necesidades únicas de cada recién nacido. Con el transcurso del tiempo los bebés se adaptan gradualmente al ritmo de vida de su nuevo ambiente sin precisar entrenamiento ni ayuda.
Otra realidad en la que estoy parcialmente en desacuerdo, apoyo la teoría de que los niños necesitan rutinas para acostumbrarse al nuevo mundo al que se enfrentan, la falta de rutinas (y a veces de interés de los padres), a mi parecer, es la causa de niños que a las 3 de la madrugada estén viendo televisión, o jugando como si fueran las 2 de la tarde. Las rutinas ayudan al bebé a esperar lo que viene, y por ende, los hace mas tranquilos y felices. (Mas info sobre rutinas en el post de Libros, específicamente, "El secreto de tener bebés tranquilos y felices", de Tracy Hogg y Melinda Blau)
Mito 9: las madres lactantes deben usar siempre ambos pechos en cada toma.
Realidad: es mucho más importante dejar que el niño termine de tomar del primer lado antes de ofrecer el segundo, aunque esto signifique que rechace el segundo lado durante esa toma. La última leche (que contiene más calorías) se obtiene gradualmente conforme se va vaciando el pecho. Para algunos niños, si se les cambia de lado de forma prematura, se llenarán de la leche primera, más baja en calorías, en vez de obtener el equilibrio natural entre la leche primera y segunda.
Mito 10: si un niño no aumenta bien de peso, es posible que la leche de su madre sea de baja calidad.
Realidad: los estudios demuestran que aun las mujeres desnutridas son capaces de producir leche de suficiente calidad y cantidad para suplir las necesidades de crecimiento del niño. En la mayoría de los casos, el escaso peso se debe al consumo insuficiente de leche materna o a un problema orgánico del niño. Particularmente, hoy hice algo que nunca había hecho: me paré en plena avenida e invité a comer a una muchacha que pedía dinero a los carros en plena avenida. Tendría no más de 28 años, y estaba amamantando a su bebé (de 2 años) bajo el implacable sol de Caracas. Primero pensé que era un truco para obtener más dinero, pero cuando me acerqué a ella, vi que efectivamente el niño mamaba placenteramente, de una persona que probablemente no come bien, no toma suficiente líquido, o el que toma es inapropiado (me pidió un vaso de Pepsi Cola). El niño obviamente ya consume otros alimentos aparte de la leche materna, pero para ser un niño de la calle, o en situación de pobreza, se veía perfectamente alimentado y saludable (incluso más que la mamá quién si tenia aspecto desnutrido).
Mito 11: cuando una mujer tiene escasez de leche, generalmente se debe al estrés, la fatiga o el bajo consumo alimenticio y de líquidos.
Realidad: las causas más comunes de leche escasa son: tomas infrecuentes y/o problemas con el afianzamiento y postura del bebé al mamar. Ambos problemas se deben en general a información incorrecta que recibe la madre lactante. Los problemas de succión del niño también pueden afectar de forma negativa a la cantidad de leche que produce la madre. El estrés, la fatiga o la mala nutrición rara vez son causas de baja producción de leche, ya que el cuerpo humano ha desarrollado mecanismos de supervivencia para proteger al lactante en tiempos de hambruna.
Personalmente, pensaba que el estrés ocasionaba disminución en el flujo de leche, así como el cansancio en la madre, sin embargo, comprobé lo contrario durante los primeros 5 meses de vida de mi hija (epoca de total estrés). Sin embargo, ese estrés si me ocasionó cosas como: no poder pegar correctamente a mi hija al pecho, depresion post-parto, dudas en cuanto a la calidad y cantidad de leche que producía, incluir formula algunos días, entre otras cosas, factores que si van en detrimento de la lactancia materna exclusiva.
Mito 12: una madre debe tomar leche para producir leche.
Realidad: una dieta saludable de verduras, frutas, cereales y proteínas es todo lo que una madre necesita para nutrirse adecuadamente y producir leche. El calcio se puede obtener de una gran variedad de fuentes no relacionadas con los lácteos, como las verduras verdes, semillas, frutos secos y pescados como la sardina y el salmón con espina. Ningún otro mamífero toma leche para producir leche.
Mito 13: chupar sin el propósito de alimentarse, no tiene base científica.
Realidad: las madres con experiencia en lactancia aprenden que los patrones de succión y las necesidades de cada niño varían. Aunque que las necesidades de succión de algunos niños se satisfacen primordialmente cuando comen, otros niños requieren más succión al pecho, aun cuando hayan acabado de comer hace unos minutos. Muchos niños también maman cuando tienen miedo, cuando se sienten solos o cuando algo les duele. ¡¿A quién no le gusta succionar?!
Mito 14: las madres no deben prestarse a ser el "chupón" de su hijo.
Realidad: consolar y suplir las necesidades de succión al pecho es el diseño de la naturaleza para madres e hijos. Otras razones de ofrecer el pecho para apaciguar al niño incluyen un mejor desarrollo oral y facial, la prolongación de la amenorrea, evitar la confusión de succión y estimular una producción adecuada de leche que asegure un índice más elevado de éxito de la lactancia. Hoy confieso: ¡me siento orgullosa de haber sido el chupón de mi hija en situaciones de estrés!
Mito 15: la confusión tetina - pezón no existe.
Realidad: la alimentación al pecho y la alimentación por biberón requieren diferentes técnicas orales y motrices. Las tetinas artificiales proveen una especie de "sobreestimulación" en la que los niños pueden fijarse y preferir al pezón, más suave. Como resultado, algunos bebés desarrollan la confusión de succión y usan técnicas no adecuadas para mamar al pecho cuando se les ha ofrecido biberón y pecho.
Mito 16: la lactancia frecuente puede dar lugar a la depresión postparto.
Realidad: se cree que la causa de la depresión postparto es debida a las hormonas fluctuantes que se presentan después del nacimiento del niño y que puede agudizarse por la fatiga y por la falta de apoyo social. Sin embargo, se da en mujeres con problemas anteriores al embarazo. A mi parecer, la ausencia de lactancia es la primera causa de la depresión post-parto.
Mito 17: alimentar al niño a demanda no facilita el vínculo maternal.
Realidad: responder de forma sensible a las señales del niño une a la madre con su hijo de tal forma que se sincronizan, lo cual crea un vínculo mayor.
Mito 18: el hecho de que sea el niño quien dirija su alimentación (con la lactancia a demanda) tiene un efecto negativo sobre la relación de la pareja.
Realidad: los padres maduros se dan cuenta de que las necesidades del recién nacido son muy intensas, pero que también disminuyen con el tiempo. De hecho, el trabajo de equipo que se realiza al cuidar de un recién nacido puede unir a la pareja conforme aprenden a ser padres juntos. A la final, y lamentable (o afortunadamente) una relación de pareja se puede ir al suelo por cualquier otra causa trás la llegada de un bebé. Una relación que no es capaz de sobrevivir a 6 meses de lactancia materna exclusiva a demanda (con la lactancia como único "problema"), no es una relación sólida ni que valga la pena, más que dar lo mejor como madre a un hijo.
Mito 19: algunos niños son alérgicos a la leche materna. ¡¡¡OMG!!!
Realidad: la leche materna es la sustancia más natural y fisiológica que el niño puede ingerir. Si el bebé muestra señas de sensibilidad relacionadas con la alimentación, en general se deben a alguna proteína ajena que ha logrado entrar a la leche materna, y no a la leche materna en sí.
Mito 20: la lactancia demasiado frecuente causa obesidad cuando el niño crece.
Realidad: los estudios científicos demuestran que los niños amamantados que autocontrolan sus patrones alimenticios y la cantidad que ingieren tienden a consumir la cantidad de leche adecuada para su propio cuerpo. Es la alimentación con biberón y la introducción precoz de alimentos complementarios la causa de que se vean afectados de obesidad al crecer, no la lactancia natural.
Mito 21: dar el pecho mientras el niño está recostado causa infecciones de oído.
Realidad: dado que la leche materna es un fluido vivo y lleno de anticuerpos e inmunoglobulinas, el bebé lactante tiene menor probabilidad de desarrollar infecciones de oído, independientemente de la postura que utilice. Dar pecho acostada con mi bebé, hasta quedarnos dormidas ambas, es una de las experiencias más placenteras y con más endorfinas que he tenido en mi vida (sólo comparada con una sola cosa, que prefiero dejar a su imaginación). Gracias a Dios, puedo decir que usé esta técnica a diario durante muchiiiiisimos meses, y que mi hija jamás ha sufrido de infecciones en los oidos. Incluso, el pediatra de una amiga, le recomendó para su hijo de 4 años, la leche materna como el mejor remedio para la otitis.
Mito 22: la Lactancia prolongada carece de valor, ya que la calidad de la leche se deteriora.
Realidad: la composición de la leche materna cambia de acuerdo con las necesidades del niño conforme éste madura. Aun cuando el niño ya es capaz de recibir otro tipo de alimentos, la leche materna es su fuente primordial de nutrición durante los primeros 12 meses. Se convierte en complemento de los alimentos al segundo año de vida. Además, el sistema inmunológico del niño tarda entre dos y seis años en madurar. Desde hace 2 meses he comprobado lo notable que se hace la escasa lactancia en mi hija. Número de veces que se ha enfermado durante el destete = > número de veces que se enfermó en 18 meses de lactancia. Algún valor debe tener (al menos emocional).