Una entrada diferente solo para reflexionar sobre el valor de la vida y cada uno de los días que vivimos... Un día estamos y al dia siguiente no. Un día tu secretaria, compañera de trabajo, se despide de ti, y al otro día no. A la hora, ya no está en este mundo. Demasiado triste, terrible, deprimente. Entre otras cosas, su partida me hizo reflexionar sobre el hecho de que debemos aprovechar al máximo cada día, vivirlo como si fuera el último (sin excesos peligrosos claro), pero sobre todo decirle a las personas que amamos, cuánto las queremos.
¡Que dificil era decir "te amo"!, incluso a mi hija se me hacía dificil decírselo, tal vez porque sabía que no me respondería el esperado "yo también". Ahora, cuando le digo a V "déjame decirte un secreto", mientras le soplo aire en la boca (lo cual la hace reir) le digo "mami te quiere y te ama mucho", igual, cada vez que la acuesto en su cunita ¡le digo cuanto la quiero!.
Hace unos días comentaba que si supieramos de antemano que un avión se caerá, jamás nos montaramos en el, por más placentero y gratificante que fuera el viaje. Si a la final se va a caer, ¿para qué arriesgar?, pensaba. Pero, ¿qué pasa con la vida? la vida es algo que se acaba siempre, tarde o temprano, así que pudieramos pensar ¿para qué vivirla? y sin embargo la mayoria de nosotros no pensamos así. Igual pasa con las relaciones y muchas cosas mas... a veces quisiera no montarme en el avión del amor, para no caerme nunca de él, pero hoy en día disfruto tanto ese viaje que me arriesgo a tomar ese vuelo, claro, deseando en el fondo que nunca se caiga el avión (wish - expect - hope).
Ojalá todos dijeramos "te amo" al menos una vez al día, sin esperar un "yo también" a cambio. Ojalá todos tomaramos el avión suicida con rumbo a nuestros sueños. Mañana tal vez no lo podamos hacer.
Y aquí... ¿qué hay?
Debería empezar este blog diciendo "hace 19 meses nació mi hija..." sin embargo, prefiero hacerlo con una confesión: No me gustaban los bebes. ¿Los niños? ¡ni hablar!... ¿cómo alguien tan pequeño puede hacer tanto pupú? y, ¿cómo un enanito de 90 centímetros puede estar tan cochinito, hacer tanto desorden y sin embargo, parecerle tierno a alguien?. Totalmente incomprensible. Hasta que llegó el día D.....
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domingo, 11 de abril de 2010
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